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Batendo Agua

Luiz Marenco / Gujo Teixeira

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"Batendo Água" es una de las canciones más populares de Luiz Marenco, un gran exponente de la música tradicional gaúcha. La canción fue compuesta en Santa Maria, Rio Grande do Sul, en un apartamento en el centro de la ciudad. En aquella época, Gujo Teixeira, autor de la letra y compañero de Marenco, estudiaba veterinaria en la universidad.

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Era una tarde lluviosa de abril de 1997 y Gujo estaba estudiando mientras tomaba mate con su amigo. Al ver el temporal que caía, Marenco comentó: “Tá batendo água” (Está golpeando agua). Inmediatamente, Gujo dejó su cuaderno de estudios y tomó otro para escribir algunos versos. "Mira, Marenco, esto da para un tema. Voy a escribir unos versos. Si los hago, tú les pones música". Ese mismo día, la letra fue musicalizada por Marenco. Dos meses después, la canción ya sonaba en festivales.

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El primer verso de la canción comienza diciendo: "Meu poncho emponcha lonjuras batendo água", que equivale a decir "mi poncho viste distancias, enfrentando la lluvia". Según el profesor Guilherme Howes, quien desarrolla estudios en las áreas de identidades regionales, ruralidad, gauchismo y tradicionalismo, la canción describe "la imagen de un hombre a caballo, al trote, bajo la lluvia. Viste un poncho empapado, donde el agua retenida en él representa su experiencia".

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Con una poética de gran particularidad y belleza, la canción retrata la valentía del hombre de campo, que tiene la fuerza para soportar situaciones adversas y que, incluso enfrentando tormentas en el camino, encara los desafíos que la vida le presenta.

 

Según Howes:

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"Existe todo un vocabulario específico utilizado en las letras, que no será entendido por un público que no tenga, aunque sea mínimamente, contacto con el universo rural. La música solo tendrá sentido si es verosímil, si parece verdadera. No es que todos hayan vivido una situación similar, pero todos pueden comprender su significado y sentirse parte de ese universo. El poncho es su casa y la lleva sobre los hombros. Al levantar los brazos, forma la imagen de un gran pájaro con las alas abiertas. Enfrenta el frío sin detenerse durante días".

Sobre el género musical, se nota el parentesco con el ritmo de la polca paraguaya y, a su vez, con el chamamé, un género híbrido argentino muy interpretado en Rio Grande do Sul, con una fuerte presencia del acordeón. Respecto al ritmo, Howes señala:

 

"La música está ritmada en un chamamé, con un compás que sugiere el golpeteo de los cascos de un caballo al trote. La expresión 'trocando orelhas' significa estar desconfiado, atento. El animal mantiene una de sus orejas hacia adelante mientras coloca la otra hacia un costado, intercambiándolas constantemente. En la canción, el animal 'cambia un compás de orejas con cada pisada', melódicamente sobre la vegetación húmeda. La relación entre la melodía, la letra de la música y la escena descrita alcanza su punto máximo en los versos: 'Meu Zaino garrou da noite o céu escuro,
e tudo que a noite escuta é seu clarim.
De patas batendo n’água depois da várzea,
Freio e rosetas de esporas no mesmo trin.'

El caballo, de un color oscuro, se confunde con la noche. El único sonido audible es el golpeteo de sus cascos. La barbada del freno produce un sonido estridente de metal contra metal, al mismo tiempo, al mismo compás y de la misma manera que lo hacen las rosetas de las espuelas. El público se sumerge en el ritmo musical que acompaña el trote del caballo y, simultáneamente, a través de la letra, se generan las imágenes y los sonidos de la escena descrita".

Esta producción de imágenes rápidas e instantáneas, estrechamente vinculadas a la vida cotidiana del gaúcho de campo, es una de las estrategias exitosas de las canciones que logran captar el interés del público.

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En 2014, casi dos décadas después de la creación de Batendo Água, los autores se reunieron en el mismo apartamento para recordar el proceso de composición. En 2017, la canción cumplirá 20 años de existencia y ha sido grabada más de 50 veces por diversos artistas de la música nativista. De una belleza exuberante, el tiempo parece no pasar para esta obra, que en cada verso y compás sorprende por su peculiaridad. Siempre vigente en la metáfora que describe el andar de cualquier persona que no teme enfrentar las tormentas de la vida.

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Texto de Romy Martínez (PROLAM/USP), basado en investigación del Prof. Ms. Guilherme Howes (UNIPAMPA)

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